El Salvador se presentó al partido contra la selección mexicana ya sabedor de su situación en la eliminatoria mundialista, pero de igual forma salía de una forma un poco propositiva al menos desde los nombres del XI titular.

El partido se desarrolló más que todo por la banda derecha mexicana, que fue atacada por el delantero del Cruz Azul, Uriel Antuna. El extremo mexicano, sacó de quicio en todo momento a Miguel Lemus quien nunca logró encontrar el camino correcto para defender su banda.

Eriq Zavaleta fue el cápitan en el último partido rumbo a Qatar 2022. Foto: Chambita Monge/AGM SPORTS

El encuentro se iba manejando a lo que México quería y en una de las tantas ocasiones de peligro ofrecidas por los aztecas; en un balón parado luego de un primer toque de balón en el área y una gran respuesta de Mario González, Antuna solo tuvo que llegar a empujar el balón al fondo de la red.

Los aztecas luego se quedaron en un tiempo de confort en el Azteca, pero luego unas buenas transiciones ofensivas por parte de los mexicanos complicaron a los nacionales.

Nuevamente Antuna provocó un error salvadoreño y Ronald Rodríguez cometió un penal en el área azul y blanco. Raúl Jiménez no perdonó.

Los primeros minutos del segundo tiempo no fueron distintos al primer tiempo, debido a que la selección mexicana siempre siguió manejando el control de juego a su placer. El ataque salvadoreño dirigido por Enrico Dueñas nunca se encontró en el campo.

Celebración del segundo gol del encuentro por parte de Raúl Jímenez. Foto: Chambita Monge/AGM SPORTS.

Poco a poco los futbolistas salvadoreños se fueron desesperando, debido al amplio manejo de juego azteca. Esto llevó a jugadas muy fuertes como la de Enrico Dueñas y Eduardo Vigil que se jugaron algo más que una simple falta.

Los minutos finales se desarrollaron por simple compromiso de la selección mexicana, quien dejo de empujar al arco de Mario González.

El último partido de los dirigidos por Hugo Pérez rumbo a Qatar 2022, fue una tortura para los seleccionados. El Salvador cerró la octagonal final de manera amarga.

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