Ya son 31 títulos en la Bundesliga y el décimo consecutivo para el Bayern Munich.

Un título rutinario y aburrido propio de ligas menores del Viejo Continente. Entre 1991 y 2004, el Skonto de Riga ganó de manera consecutiva todos los campeonatos letones, algo que también hizo el Lincoln Red entre 2003 y 2016 en Gibraltar. Catorces entorchados locales seguidos que jamás han tenido lugar en ninguna de las grandes ligas de Europa, pero que cada año tiene más cerca el Bayern.

El conjunto bávaro conquistó ayer su Bundesliga número 31 de las 59 que se han disputado desde 1963. De cada diez ligas alemanas, el Bayern gana cinco. De hecho, desde el brillante y eléctrico Borussia Dortmund de Jurgen Klopp, campeón en 2011 y 2012 (y también finalista de la Champions en 2013), la Bundesliga es un coto privado de caza para los muniqueses, que a pesar de sumar cinco entrenadores distintos en esta última década (Guardiola, Ancelotti, Heynckes, Flick y Nagelsmann) no encuentra oponente en el torneo germano.

Un gol de Gnabry y otro de Lewandowski, ambos en la primera mitad, y otro de Musiala en el 84, fueron suficiente para superar al Borussia Dortmund que, a pesar del tanto de Emre Can desde el punto de penalti, se marchó de vacío del Allianz Arena y se quedó sin opciones matemáticas de pelear el campeonato al Bayern en las tres jornadas que restan para el final. Una historia de sobra conocida en los últimos años. Ni siquiera la llegada de Haaland, que seguramente disputó ayer su último clásico germano, ha sido capaz de evitar el festejo del archirrival.

 

 

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