ANTHONY “PANTERITA” OCHOA, UNA PROMESA SALVADOREÑA EN LONG ISLAND
En Long Island, Nueva York, se sigue abriendo camino un defensor de 16 años que tiene todo el potencial para ser considerado a corto o mediano plazo en selecciones juveniles de El Salvador, Anthony “Panterita” Ochoa.
Aunque es hijo de Roberto Ochoa, futbolista salvadoreño retirado hace 13 años y quien marcó una carrera deportiva al ser campeón de los Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador en 2002 y militó en los equipos de Atlético Marte, Atlético Balboa, San Salvador FC y Once Lobos; Anthony nunca se ha abierto puertas por el apellido de su padre. Todo lo contrario, con esfuerzo, disciplina y convicción ha logrado destacar en el fútbol.
Es muy común conocer historias de jóvenes que ya traían el talento nato, que desde los 3, 4 o 5 años ya tenían esa habilidad de correr tras un balón de fútbol. Anthony no tuvo esa privilegio pero siempre amó el fútbol y su historia es de total superación. Nunca se desanimó porque le ha tocado ir de menos a más. Eso le ha permitido disfrutar más el proceso de aprendizaje.
Su salto cualitativo en el fútbol lo hizo a sus 14 años cuando fue invitado a la Academia Valencia de Long Island, equipo filial de Valencia CF de la Liga de España. Jugando como defensa central logró que en East Coast Football Club lo incorporaran. Ahora, combina su tiempo también jugando para el equipo de fútbol de Longwood High School.
En una charla exclusiva con Chambita Monge, hemos conocido de este talento salvadoreño que está decidido dejar huella en el fútbol,
Está identificado con El Salvador. Su país nació en ese país, el futbolista retirado Roberto Ochoa, en tanto su mamá, Elizabeth Campos nació en Estados Unidos pero sus padres nacieron en territorio nacional. “El Salvador es mi país también, tengo ascendencia de allí. En el fútbol nunca he querido usar el nombre de mi papá. Solo he querido abrirme puertas con mis propios medios”, señaló.
De la organización de la Selecta, Anthony señaló que admira al entrenador Hugo Pérez “Él es un gran entrenador, reconocido incluso en Estados Unidos. Me ha gustado que crea oportunidades porque busca jugadores en diferentes lugares. Tiene una idea de querer cambiar el fútbol a la Selección”.
“Panterita” Ochoa dice tener dos referentes en la Selecta: Alex Roldán y Eriq Zavaleta. Se identifica con ellos por su disciplina como jugadores y porque juegan en los puestos de defensores.
En cuanto a su estilo de juego, este chico de 5’9 de estatura es peculiar. Es rápido. Es el líbero de su equipo, seguro en la marca, con barridas limpias para anticipar el ataque rival y cuando recupera la posesión se une al ataque en busca del gol.
Anthony quiere lograr que, a través del fútbol, pueda ganar una beca deportiva porque sueña seguir estudiando y graduarse de arquitecto.
El apoyo de su familia le ha permitido conservar sus valores y apreciar cada oportunidad porque lo ha logrado con sacrificios. Juan Campos, su padrastro, le ha ayudado a pagar para que tenga formación en academias, su madre Elizabeth Campos lo ha apoyado siempre y lo motiva a que siga luchando por convertirse en un futbolista profesional. Gracias al deporte ha logrado que su hermana Aliyah se involucre también en el fútbol y es un ejemplo a seguir para su hermano menor, Juan Campos Jr. Su padre, Roberto Ochoa, quien reside en California, lo visita ocasionalmente y se lleva muy bien con su madre y padrastro.
Elizabeth Campos dice sentirse orgullosa de su hijo “Anthony tiene una bonita historia. Le ha costado mucho pero supo trabajar en silencio, sin desanimarse cuando le tocaba antes esperar turno desde la banca o jugar pocos minutos. Valoro su convicción, siempre tuvo una actitud positiva, respetando a sus entrenadores, trabajando al doble y ahora en la casa donde hemos comprado, tenemos un patio amplio donde trabaja individualmente. Ha perfeccionado su juego y ahora es un defensor que va seguro en el uno a uno con los delanteros, barre siempre limpio, tiene velocidad y le gusta acompañar a su equipo en el ataque”, dijo.
Elizabeth lleva el fútbol en la sangre. Su padre le inculcó un amor por Club Deportivo Águila y Selección. En su etapa de juventud vino a El Salvador a estudiar, coincidiendo con la periodista Deysi Álvarez en la carrera de Comunicaciones en la Universidad Tecnológica. Estando en el país trabajó de maestra de inglés en la Academia Europea, donde le dio clases a Jorge Humberto “Zarco” Rodríguez. Luego regresó a Estados Unidos donde se formó finalmente en docente de parvularia.
Ella está convencida que su hijo podrá cumplir su sueño de jugar para El Salvador. “Creo en Anthony, todo lo que se propone lo cumple. Él me ha dicho que quiere jugar para El Salvador. Lo apoyaré siempre, sé que con esfuerzo puede hacer realidad ese sueño”.