Tras el 1-1 en los 90 minutos, Kai Havertz firmó el gol de la consagración con un penal cobrado por el VAR en el minuto 116. El club inglés logró este trofeo por primera vez en su historia. 

Fue una final que no decepcionó en absoluto. Cada uno con sus fortalezas, batalló hasta el final pero solamente hubo un ganador. Chelsea, principal candidato a llevarse el Mundial de Clubes por la brecha que existe entre Europa y Sudamérica, tuvo que esforzarse para derrotar por 2-1 a un Palmeiras que vendió muy cara la derrota en el estadio Al-Jazira Mohammed bin Zayed Stadium.

Ese cerrojo de Palmeiras, muy efectivo durante el primer tiempo, finalmente sería vulnerado a los 10 minutos de iniciada la segunda mitad. El delantero belga Romelu Lukaku abrió el marcador con un remate impecable de cabeza tras un centro enviado por Hudson-Odoi desde la banda izquierda.

No obstante, el cuadro brasileño no se dejó caer y consiguió una importunidad inmejorable para empatar: Thiago Silva saltó a disputar el balón con Rony en en el corazón del área y golpeó el balón con la mano, lo que fue advertido por el VAR y chequeado por el árbitro Christopher Beath antes de sancionar penal. Raphael Veiga se hizo cargo de la ejecución y firmó el 1-1 en el minuto 63.

A partir ahí, el tiempo comenzó a correr con Palmeiras respetando a raja tabla su plan de partido, con mucho oficio y sacrificio, mientras que el Chelsea no podía encontrar los caminos para quebrar esa resistencia. Como el 1-1 quedó estático hasta el pitazo final, se dio paso al tiempo extra.

Tuchel, que ya había dado ingreso a Christian Pulisic, Saul Niguez y Timo Werner y en el complemento, optó por Sarr y ZIyech de cara a la prórroga. Pese a renovar algunas piezas, su equipo no logró la inspiración necesaria para generar peligro real. Mostró ímpetu para ir en busca del triunfo pero pocas ideas para conseguirlo durante el primer tiempo del alargue.

Su escape ante la falta de variantes y el excelente funcionamiento colectivo en defensa del Palmeiras llegó cuando un remate de Azpilicueta dio en la mano de Luan. El árbitro volvió a ser convocado por el VAR para hacer la revisión y sancionó un penal a favor del Chelsea que fue convertido en gol por Kai Havertz, quien también fue el autor del gol de la victoria en la final de la Champions League ante el City de Guardiola. Ese fue el tanto definitivo para lo consagración de los Blues, que terminaron con un jugador más porque Luan fue expulsado por una infracción de último recurso a Havertz en los instantes finales del encuentro.

En 2012, cuando Chelsea ganó por primera vez la Champions League, no pudo ganar este trofeo porque fue derrotado por el Corinthians, que los sorprendió al imponerse por 1-0 con un gol de cabeza de Paolo Guerrero. Esta vez tuvo su revancha.

Vía EFE

 

 

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